El Grito VIII

VIII

España estaba dividida. Las dos españas estaban enfrentadas, y esto era así en todas sus regiones, en todas sus provincias, en todos sus pueblos, en todas sus casas. Había una España rezadora y otra España que no rezaba, que pensaba. Una España que pensaba y que trataba de aprender, mientras que la España rezadora se limitaba a repetir los rezos que tenía aprendidos desde la noche de los tiempos. Pensaba la España rezadora que todo lo tenia aprendido, y con lo que tenía podía esperar hasta que al final de sus días. Dios se acordaría de ellos y le abriría las puertas del Cielo, por eso rezaba, así se lo habían enseñado, así lo aprendieron y en eso confiaban. Sabían que los buenos eran ellos y los malos eran los otros, los que no eran ellos. Pensaban que los otros, los que no eran ellos, los querían echar, querían quitarlos de donde estaban y ellos de ninguna forma querían salir de donde se encontraban, eran conservadores, y no querían dejar de serlo. Estaban condenados a estar enfrentados siempre con los otros. Pensaban que Dios estaba con ellos, que con esa gente Dios no podía estar y por eso los tenían que tener a raya, para que los otros no se les subieran a las barbas.

Les preocupaba mucho a los conservadores de Alameda que hubiera personas como Ramón Santillana, el boticario, don Eusebio, y los que más sabían que se tildaran de progresistas, siendo Ramón Santillana el mayor propietario del pueblo, Amparo su mujer la que mas bienes tenía en el Puente de los Desamparados, y eso se lo tenían que agradecer a Dios, a Dios o a su suerte, pero más bien a Dios, pero como dice Regino, Dios le da mocos a quien no sabe limpiárselos, y no es que yo piense que lleve razón Regino. Pasa que Dios tendrá tantas cosas que hacer que no podrá llegarse con las manos a la cabeza, algunas cosas se le tienen que pasar, y esta será una de ellas. Pienso que él dice lo que no siente, y eso le pasará a los que piensan como él, cómo se va a preocupar tanto porque no vayan los chicos a la escuela, porque no sepan, o porque coman mal, a él qué más le da lo que otros coman, si ellos tienen a su familia que no le falta de nada, por qué se van a preocupar de las familias ajenas, si ellos lo tienen todo. Pienso que no son sinceros y dicen lo que no piensan, así hay muchos que les gusta aparentar y piensan que nos lo vamos a creer, habrá gente que se deje engañar pero a mí no me la dan, porque yo soy más listo que ellos y el que me engañe a mí tiene que ser más listo que yo, si creen que me engañan con sus buenas palabras se equivocan.

Pasa que cada uno tiene sus ideas, y no todos tenemos que pensar lo mismo y es bueno que estemos de todos, así podemos discutir, y de la discusión viene la luz, dijo Ángel. Mejor es que estemos de todos, si todos fuéramos a pensar igual, seríamos como las ovejas y con un pastor tendríamos bastante. No es bueno que nos comportemos como ovejas, ni es bueno tener un pastor que te arree, piensa en los trancazos que se llevan las ovejas siempre con el garrote y los perros detrás de ellas. Mira a cualquier atajo y verás cómo detrás del rebaño siempre van las cojas, fíjate cómo todos los pastores llevan garrote y perros para arrearlas, y si los hombres nos vamos a comportar como ovejas, ya verás qué pronto encontramos un pastor que nos arree, y ya verás cómo también trae su garrote y sus perros, y algunas ovejas van al lado del pastor con alguna pata con las tablillas puestas y cojean.

No veo por qué nos van a arrear con un garrote, al menos yo no lo voy a necesitar, y si alguien necesita un garrotazo para marchar, bueno es que se lo den si se lo merece, y si se lo merece, ¿porqué no se lo van a dar? Todos los pueblos marchan sin que necesiten pastores, mira la Iglesia lo grande que es y no necesita pastores, fíjate qué bien va sin pastores y sin garrotes.

¿Quién te ha dicho que la Iglesia no tienes pastores?, ¿no los has visto nunca? Los pastores de la Iglesia son los curas. ¿No los llama la Iglesia a los curas pastores de almas?

Eso es su forma de hablar, y en todo caso lo podemos considerar como una comparación que nos hace, pero ¿y los perros, dónde están los perros?

Que ¿dónde están los perros? Los infiernos son los perros de la Iglesia, y el purgatorio su garrote. Quedó Policarpo un poco corrido mientras los demás contertulios rompieron a aplaudir. Permaneció callado y sin saber que decir durante un rato, mientras los otros contertulios continuaban riendo a carcajadas, y Policarpo seguía callado con la cara bien colorada, escuchando los adversos comentarios que se le ocurrían a todos. Era Policarpo Hermano Mayor de San Jorge y de la Virgen al mismo tiempo y, como él dijo después, se sentía muy cercano a la Iglesia, y que a pesar de las burlas que había recibido nunca se le había ocurrido pensar que Dios tuviera pastores, ni que los pastores de almas utilizaran al Purgatorio como garrote, ni a los infiernos como perros. Dios nos ha creado y al mismo tiempo ha creado el Cielo y el Infierno para que nos sirvan de aliciente y podamos llevar una vida mejor, de esta forma a los buenos les dará el Cielo como premio, y a los malos los castigará con el Infierno. Dios es muy justo, y estas risas que me habéis dedicado hoy algún día lo vais a tener que pagar, de eso no tengáis la menor duda. Quien ríe el último es quien ríe dos veces, de eso podéis estar seguros.

 Muy seguro te encuentras para decir lo que estás diciendo, piensas que Dios está contigo y que a nosotros, entre Dios y tú nos vais a llevar a los infiernos, ¿estás seguro, piensas que Dios te va a llevar y te va a sentar a su lado para que veas cómo nos condena al Fuego Eterno?

Pienso que las cosas son como son, como se han hecho, como las ha hecho quien puede hacerlas, y solo Dios es quien las ha podido hacer. El Mundo solo lo ha podido hacer Dios que ha sido el único capacitado para hacerlo, por eso Dios es también conocido como el Todopoderoso, sus motivos tendrán quienes se lo han puesto, yo no se lo he puesto, pero el que se lo ha puesto habrá tenido sus motivos para hacerlo.

Pero, inútil, ¿dónde está Dios?, ¿quién lo ha visto?, ¿lo has visto tú?, ¿acaso hablas con él, y te cuenta sus cosas? Tú solo eres un rezador, te gusta exhibirte, que te vean con tu banda puesta y tu vara de mandamás en las procesiones. Como tú hay muchos a quien les gusta exhibirse, y que los vean en las procesiones. Hay muchos como tú que han nacido para hacer ver a los demás que son gente importante y buena, y toda su vida es un teatro. Eso te pasa a ti aunque en el fondo sabes quién eres. Crees que nos engañas, pero solo te engañas a ti cuando te pones majo, te pones tu banda, y te vas a las procesiones. ¿A quiénes crees que vas a engañar? A los que son como tú no los engañas, y a nosotros tampoco. Te equivocas si piensas lo contrario.

Quedó Policarpo corrido y sin encontrar palabras para contestarle a Ángel, mientras los demás contertulios se reían por lo bajo. Se les notaba que las ideas de Ángel les habían calado más, tal vez pensara Policarpo que al ser él el Hermano Mayor de San Jorge y de la Virgen iba a contar con más apoyos. Se había equivocado y se sentía molesto, le habían dado un buen rapapolvo y no veía como salir de allí. Pensaba Policarpo que si se iba el primero, cuando saliera lo iban a aprovechar los otros para ponerlo de chupa domine, y temía quedarse pensando que en cualquier momento cualquiera de los presentes podría incidir en el tema que habían estado tratando y que iba a quedar peor parado de lo que estaba. No se iba ninguno, y esto le hacía pensar que cuando se levantara de la mesa lo iban a aprovechar todos para darle una vuelta, ya que por las caras que veía, pensaba que todos iban a ponerse de parte de Ángel, y ninguno de los que allí estaban, iba a estar dispuesto a echarle un capote. Todo lo veía mal, no sabía qué hacer, su cara era el blanco de todos los contertulios, era consciente de que no se le había dado bien la tarde, se había sentido solo y pensó que irse iba a ser lo más oportuno antes de que las cosas se pusieran peor de lo que ya estaban. Recogió sus bártulos, y les dijo a los que con él estaban: Hasta mañana, señores.