Y cualquier día dejaré esto.
Me alejaré de los chicos,
y de los maestros.
Cualquiera de estas tardes
será la última
que entre en este aposento.
Este aposento, que a fuer de estar en él,
lo siento y lo quiero,
como a los chicos, a las mesas
o a estos libros viejos.
De esta casa me llevaré
un gran haz de recuerdos.
Recuerdos que evocaré
en otros aposentos.
Recuerdos entrañables
de hechos pequeños,
de hechos que me ayudarán
a llevar el tiempo que me queda,
hasta que me adapte
a andar por otros senderos.
Para que la vida que aún tengo,
no sea para mí,
un páramo árido y desierto.