XXII. Labradoras

Las labradoras de Alameda de la Mancha estaban muy preocupadas por la ley de la Reforma Agraria, que tenía proyectada la República  desde hacía tiempo. Al estar muy fragmentado el parlamento, la república veía muchas dificultades para sacarla adelante. Presumía además, que una vez aprobada la ley, iba a tener innumerables obstáculos para llevarla a cabo. Aparte de su aprobación y financiación, temía que los terratenientes impugnaran su expropiación ante los tribunales de justicia, con el consiguiente retraso, que esto llevaría. Una vez que, como era previsible, los grandes terratenientes, que iban a ser los más afectados, reclamarían ante las audiencias provinciales, las territoriales, y el Tribunal Supremo, quien en última instancia tenía la última palabra,

Veían las labradoras que las mujeres de los trabajadores, y sobre todo las de los trabajadores de las canteras, vivían mejor que ellas. Iban más a la carnicería, aprovechaban menos sus ropas, desechaban antes sus zapatos y gastaban más en pintarse, en perfumarse, y en ir a la peluquería, que ellas. Ellas sin embargo pensaban que tenían su vida mejor asegurada que las mujeres de los trabajadores. Aunque verdad era que las trabajadoras, disponían de más dinero que ellas para ir a la plaza y arreglarse. Ellas en cambio, tenían casas más grandes, con más habitaciones, con patios con higuera y corrales con gallinas, pollos y cerdos para la matanza. De ahí que al tener la cocina surtida de huevos pollos y matanza y el pan lo tenían prácticamente asegurado con su cosecha, con orgullo podían decir que el hambre puede llegar a la puerta de las casas labradoras, pero dentro no pasa.

No envidiaban hasta ahora a las mujeres de los trabajadores, pero si le expropiaban las tierras, y le hacían cambiar de vida, lo iban a sentir. Por eso las tenía tan preocupadas la reforma agraria que el gobierno quería hacer. Y por eso sentían una gran inquietud, ante la inminencia de que la dichosa ley se promulgara. Según parecía, esta ley se iba a promulgar de inmediato, y las consecuencias que para sus familias iba a tener, iban a ser aterradoras. Comentaban las labradoras, cuando estaban solas y no había ninguna otra mujer ajena a su gremio lo que iban a perder si la dichosa ley llegaba a promulgarse.

Iban a perder en primer lugar su seguridad para poder hacer frente a la vida, y el poder vivir como ahora vivían,  con sus sacas de harina y sus matanzas, con sus torreznos y sus panes maquileros, con su arrope y su mostillo, con su zafra de aceite y sus garrafas de vino, con sus cuerdas de uvas, con sus mantecados y sus pastafloras, con sus magdalenas y sus rosquillos, con sus hortalizas y sus patatas. Y con la tranquilidad, comentó otra mujer, que si alguna vez te encuentras en algún apuro, y no encuentras cómo solucionarlo, vendes una finca, sales adelante y ya la repondrás si vienen tiempos mejores. Todas estaban de acuerdo, en que la ley era un grave peligro para ellas, si la ley llegaba a promulgarse, pero y si la ley no se promulga, y si se promulga, se promulga con otros fines que en nada nos afecten, y si nos afectan, sea para hacer con nosotros y con los que directamente beneficie la ley un gremio mayor y con más fuerza, que nos haga más fuertes, tanto a nosotros como a los que con nosotros se junten,  podamos defender mejor nuestros derechos, y al hacernos más fuertes, podamos vivir mejor. Dijo una de las mujeres que había permanecido todo el tiempo callada, mientras las otras no dejaban de hablar, poniendo el futuro cada vez más negro.

Las palabras de esta mujer, que había permanecido callada mucho tiempo mientras las compañeras continuaban poniendo el futuro más negro que boca de lobo, hizo que una de las que antes había hablado, dirigiéndose a ella, dijera: ¿Qué sabes tú? Llevas ahí todo el rato callada, sin decir nada, y ahora sales hablando. Dinos lo que sepas, si es que sabes algo, y no nos intrigues más. ¿Con quién has hablado, qué te han dicho? Nos tienes intrigadas, habla de una vez, y deja de intrigarnos. ¿Qué sabes?

Hay veces que es mejor callar que hablar. Lo que sepas, es mejor que lo guardes, que no le des tres cuartos al pregonero para que lo vaya extendiendo por ahí, por eso he permanecido callada durante tanto tiempo. Pero de esto se cosas, y creo que estáis pensando de forma equivocada. Lo que la república quiere, al hacer la reforma agraria en la que esta pensando desde que llegó al poder, no es lo que vosotras pensáis, en nada se parece a lo que habéis estado diciendo.

Dinos lo que sepas, no te quedes sin decir nada, volvió a decir la mujer que antes había hablado. Nosotras hemos estado hablando de lo poco que sabemos, de lo que nos preocupa, dinos tú lo que sepas, estamos esperando a que hables, hazlo de una vez.

Mirad, yo sé poco, he ido a la escuela, pero de eso hace ya mucho tiempo. Igual que os pasa a vosotras me pasaba a mí, estaba preocupada, muy preocupada por lo que estaba pasando. Más que preocupada, me encontraba inquieta ante lo que pudiera pasar, dormía poco y mis sueños siempre estaba poblados de pesadillas. Despertaba cansada y durante el día permanecía cansada e inquieta. Ahora tengo cosas que me preocupan, entre ellas el desenlace que esto pueda tener, que no espero que sea bueno, espero que sea triste, y una cosa triste, no es nunca una cosa buena. Nosotras nunca hemos debido pensar que ni la República, ni la reforma agraria iban a ser malas para nosotras, ni para nuestras familias. Nos equivocamos. La gente que nos dijo que el ejército se había levantado par salvar a España, nos estaba equivocando. Nos equivocan también los que nos dicen, que España es un destino en lo universal, así como también nos engañan quienes nos dicen que Dios está con ellos. Quienes dicen que Dios está con ellos, se llevan los cuerpos de los ejecutados, para enterrarlos delante de las puertas de sus iglesias para que sus fieles los pisen cuando vayan a misa, porque son rojos.

Cuando se estableció la República, una vez caída la dictadura del general Primo de Ribera, y el rey tuvo que marcharse, después de unas elecciones municipales, perdidas por los partidos monárquicos. Una vez que el rey hizo las consultas pertinentes, al ver que no tenía apoyos suficientes, ni en el ejército, ni en las instituciones del estado, al encontrarse sin el respaldo del pueblo, y no encontrar el apoyo del ejército, ni de las instituciones del estado, que si las buscó, decidió irse. El rey  apoyó  la dictadura del general Primo de Ribera, y al caer la dictadura, era obligado que el rey cayera, en la primera consulta que se le hiciera al pueblo. Las elecciones del año treinta y uno, se llevaron la dictadura y al mismo tiempo se llevaron al rey. El rey, que había aceptado la dictadura, era lógico que cayera con ella.

¿Quién te ha informado a ti de eso, cómo sabes tanto? Dinos de dónde viene tu información. La información que he recibido, es una información veraz y razonada. Cuando pregunté a una persona conocida, si era cierta la información que a diario daba la radio sobre las ejecuciones, torturas y violaciones llevadas a cabo por los partidos fascistas, falangistas, el ejército, la guardia civil, los carlistas, las Jons, pensé que la información que proporcionaba la República era más veraz, que la que proporcionaban los sublevados. Pensé que a los que vosotras llamáis los nuestros nos engañaban, y para eso se valían de partidos políticos y de instituciones, que hasta entonces, habían merecido cierto respeto, pero al comprobar la postura mantenida por estos en el conflicto, pensé que estos eran esclavos de sus bastardos intereses. Por tanto, no merecían ni confianza, ni respeto.

Desgraciadamente,  entre ellos están el gran capital, con Juan Marx y Urbina, que negoció con Franco, su entrada en el golpe, a cambio de una pensión vitalicia, una importante cantidad de dinero, y una casa en Londres, si el golpe militar no llegaba a consolidarse,  los militares golpistas y la iglesia católica, como principales fuerzas que apoyaron el golpe. Han contado también con el apoyo de todas las organizaciones fascistas, como Falange Española, carlistas, las Jons, y en general, aquellos que querían seguir manteniendo sus privilegios sobre los demás

Estoy viendo en vuestras caras, que más que lo que os he dicho, os preocupa quién me lo ha dicho. La persona que conmigo ha hablado de esto, no ha tratado de adoctrinarme en el sentido de ir diciéndome lo que tengo que hacer y cómo tengo que pensar, sino llevándome, a través de razonamientos claros, sencillos y veraces, a distinguir con absoluta claridad, que la República era el gobierno de todos, y la dictaduras son el gobierno de unos pocos. Y cuando unos pocos se hacen con el poder, por la fuerza de las armas, lo están haciendo para defender sus bastardos intereses, no los vuestros.

El gobierno de la República, es el gobierno elegido  por el pueblo. Lo hace a través de elecciones periódicas, donde cada uno elige a sus representantes, dentro de una norma de obligado cumplimiento que es la Constitución. La constitución es ley de leyes, elaborada por los diputados, que son los representantes legales del pueblo, para que dentro de ella, estos puedan legislar, sin poder salirse de del marco legal establecido en ella, y dentro de estos limites, nombrar un gobierno, que se encargue de la administración del estado. El presidente del gobierno no puede ser un general por más estrellas que se ponga, ni por más cruces que se cuelgue. Nadie puede llegar al poder utilizando las armas que la patria le ha dado para su defensa utilizándolas en su propio beneficio, eso es traición a la patria, y en nuestro código penal, está castigado con la pena capital. Quien esto hace, actúa en su propio beneficio. Las personas que de esta forma actúan carecen de la más elemental dignidad y merecen ser juzgadas y condenadas dentro del marco legal establecido en nuestra constitución.

Calló la mujer que se había expresado en estos términos, y durante unos segundos, permanecieron todas calladas.  Todas se sintieron sorprendidas por la contundencia de las palabras de la mujer, que acababa de hablar. Una de las asistentes se limitó a decir, entonces no nos queda más que hacer, que lo que la oveja serrana, gemir y dar la lana. Cuando se apruebe la dichosa ley de la Reforma Agraria, y nos expropien las pocas tierras que tenemos, nos afiliamos al sindicato de los trabajadores de la tierra y esperamos, que poco a poco, el hambre vaya acabando con nosotros. Como está pasando en otras zonas de España, Castilla la Vieja, Navarra, Extremadura o Andalucía.

Exaltada le contestó la mujer que antes había hablado, diciendo: a ninguno de los labradores de Alameda de la Mancha le van a expropiar sus tierras, si acaso afectara en algo, a alguno de los propietarios de tierras de labor de este término, ese propietario, no vive aquí, vive fuera. Si la República logra imponerse a los rebeldes, la Reforma Agraria se va a hacer, y se va a hacer dando preferencia a las zonas que más lo necesiten, como Extremadura, Navarra, León, Castilla la Vieja o Andalucía, que es donde se está muriendo la gente. Donde el hambre deja todos los días muertos en sus calles, donde los grandes terratenientes dedican sus tierras, a la caza, a la ganadería extensiva, criando toros bravos, merinos, ganado de carne o leche, mientras enormes superficies, millones  y millones de hectáreas  de cultivo permanecen inactivas, y los trabajadores de la tierra mueren a diario de hambre en la calle.  Tiroteados por la guardia civil, por los guardas de los grandes terratenientes o apaleados hasta morir, en las mismas fincas o en los cuartelillos de la guardia civil, si se les ocurre entrar en sus fincas, buscando unas bellotas, un puñado de espigas, un puñado de espárragos, un nido de torcaces, o un conejo que le permitan sobrevivir, y no morirse de hambre. Este tiene que ser la mayor preocupación de la  República , es el mayor problema a resolver que tiene, si logra terminar con los amotinados. Evitar que tratando de sobrevivir, una persona pueda ser ejecutada, o apaleada hasta la muerte, donde ha entrado impulsado por el hambre, tratando de llevar algo de comer a su familia hambrienta.