Caperucita

Andaba y andaba,

la nieve caía.

De ver a su abuela

con su caperuza

la niña venía. 

Muy pobres sus ropas,

ninguna comida.

Miraba y miraba…

a nadie veía.

Pensaba y pensaba

en lumbre y comida.

La tarde acababa

la niña perdida…

Y de entre la nieve

lúgubre y sombría

el aullar del lobo,

asustada oía.

El frío arreciaba,

las sombras crecían.

Y poquito a poco,

la Caperucita

sus fuerzas perdía.

Para ver  la noche

San Pedro, en el cielo

las puertas abría.

Y vio que las huellas

que en la nieve hacía

nuestra pobre niña,

el astuto lobo

corriendo  seguía.

Bajaron los ángeles,

a todo correr,

sus alas batían

y cuando llegaron

buscando a la niña,

hallaron sus ropas

y sangre vertida.

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