El aire del invierno
azota las persianas,
y las nubes oscuras
amenazan con agua.
En las calles desiertas,
la tristeza varada.
La tristeza, el olvido,
la plaza, las acacias.
La puerta de la Iglesia
abre alguna beata.
Y los bancos sin nadie
me parecen fantasmas.
Tristes pían los pájaros,
se queja la campana.
Y hay murmullo de chicos,
junto a la fuente agria.
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