A UN CONCEJAL CONSERVADOR, que un día de invierno dejó la escuela con la calefacción apagada. Tenía constancia del cuidado que él dedicaba al butano y a la calefacción para la escuela, desde hacía mucho tiempo, y había observado que esto no pasaba nunca antes, por lo que vino a mi el recuerdo un dicho que había oído en casa de mi madre, atribuido a mi abuelo Primitivo, que decía: no es lo mismo ser ladrón que guardia civil.
Hacía muchos años que yo había sido alcalde de este pueblo y recordaba como él siempre tenía un especial cuidado en recordarme cuándo íbamos a necesitar combustible.
Aquella tarde, cuando bajaba de su clase, con otro compañero, les estaba esperando en el descansillo de la escalera, junto a la puerta de mi clase, y al pasar, abrí y les mostré los versos, que previamente había escrito en el encerado. Les vi leerlos atentamente y comenté con ellos lo que decía mi abuelo cuando observaba que, ante un mismo hecho, no era consecuente que la misma persona mantuviera criterios diferentes. Con cierto humor comentamos los versos, cerramos la clase y bajamos las escaleras, mientras el concejal, que a la vez era director del centro, nos dijo: el gasoil hacía tres días que estaba pedido y que llegaría esa misma tarde, según le había comunicado la empresa suministradora. Me disculpé, pero los versos, ya estaban escritos.
A Ramón Zamora Morales, entonces concejal conservador y director del centro en aquella fecha.
A usted señor concejal,
a usted le quiero hacer ver,
que, si usted quiere ascender
y alcalde se quiere hacer,
habrá mejor ocasión,
habrá una mejor razón,
para hacer ver su valía,
que dejar las clases frías.
Tendrá usted que comprender,
que nunca fue buen hacer
dar dinero al boticario,
ni sacar el incensario,
en este frío diciembre.
Y aunque trabajo le cueste,
reconozca usted, con éste,
que resulta un poco fuerte,
para quien lo conoció,
ver el cambio que usted dio.
Ya que usted, siempre pedía,
y era su monomanía,
butano y calefacción.