Pequeñas florecillas
perdidas en el monte.
jardines escondidos
que el hombre desconoce.
Permitidme vosotras,
florecillas del monte,
que os cuente mi tristeza
a pesar de ser hombre.
Solo voy caminando.
Rompiendo mi alma a golpes.
Y por tristes caminos
y estrechos callejones,
va quedando mi vida
silenciosa, sin nombre.
Quiero apartarme un poco,
perdonad que os estorbe.
Un momento tan solo
florecillas del monte.
Dejad, que vuestro aroma
inunde mis pulmones.
Y que en este silencio
que los ruidos no rompen,
Vaya yo recobrando,
despacio, golpe a golpe,
con ritmo acompasado
mi espíritu cansado,
mi tristeza y mi nombre.