Ajenas cruzan las nubes
como un rebaño gigante,
tapando el azul del cielo
con sus grises cortinajes.
Y a su paso por el cielo
sobre campos y ciudades,
dejan caer la tristeza
que viene al suelo a posarse.
No sé dónde van las nubes
por un camino tan grande.
No sé si se mueven solas
o si las empuja alguien.
Solo sé que yo las miro
y las veo deslizarse
despacio, como dormidas,
con una abulia muy grande.
Quizá de andar el camino
sin tener donde posarse.
Por eso cuando las veo
hacer su peregrinaje,
pienso…
¿será eterno su camino?
¿o llegarán a pararse?