Serio, hablador, informal.
Se empeña en aparentar,
lo que no es capaz de hacer,
ni como es capaz de obrar.
Admirado por su gente,
halagador, y aparente
para asustar a la gente
con la que tiene que hablar.
Según propia confesión,
es blando de corazón,
y difícil de engañar.
En sus tiempos tuvo vicios,
de los que ya no hay indicios,
pues se los borró la edad.
Rondando ya los cincuenta,
hizo examen de conciencia,
y llegó a la conclusión,
que, si se quería salvar,
tendría que abandonar,
cartas, vicios, amoríos,
y dejar de ser impío.
Y hacerse un hombre formal.
Sentó tarde la cabeza,
dejó cartas, amoríos,
y dejó de ser impío.
Y se hizo un hombre formal.
En contadas ocasiones,
tiene viejas añoranzas,
y nos cuenta sus andanzas,
todo lo que él hizo, y más.
Satisfecho de sí mismo,
siempre se pone de ejemplo
y le causa gran contento,
que en Ronda le den asiento
y lo ensalcen al llegar.
Y ahora, ya en la ancianidad,
reconocida su talla,
tras enconada batalla,
lo han nombrado concejal.