El Sol amoratado
se alza en el horizonte.
Pían, pían los pájaros,
con sus trinos alcanzan
los oídos más torpes.
Al acercarse al pueblo,
la mula de Matías
va frenando su trote.
Despiertan ya las cuellas;
y por la carretera
cruzan carros y coches.
Fresquita la mañana,
pasan las hortelanas
subidas en remolques.
Observo desde el suelo.
Oteo el horizonte.
Y poco a poco el Sol
se levanta solemne,
y busca las alturas
para que no lo toquen.